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por | Ago 18, 2021 | Multiplicar Discípulos

Una de las maneras en que las personas comparten su fe en Jesús es a través de una historia personal o testimonio, porque estos dan cuenta de las experiencias vividas, de eventos significativos que  han experimentado de primera mano y que permiten a otros visualizar la transformación recibida de parte de Dios. Sin embargo, aunque los testimonios o experiencias personales no son el evangelio, sí son una prueba de cómo este se hace realidad en la vida de cada persona.

Este es el caso de María León, una mujer que oraba a Dios por la oportunidad de compartir su fe con una amiga muy especial para ella y esa oportunidad por la que había estado esperando llegó. Su amiga, Ingrid García, hizo una publicación que denotaba tristeza y sin dudarlo, María le compartió una cita bíblica para levantar su ánimo.

Posteriormente, María contactó a su amiga para saber qué le ocurría; fue entonces que Ingrid le manifestó sentirse deprimida y desanimada por diversas circunstancias que estaba experimentando en su vida. Era la oportunidad perfecta para María poder compartir su propia historia y así lo hizo.  Narró a su amiga, quien pasaba por momentos difíciles, cómo Dios la había rescatado, la había ayudado en su proceso y le contó de la transformación que ha tenido su vida gracias a Él.

Fue entonces que, con gran sed y necesidad en su corazón, Ingrid aceptó a Jesús y expresó que necesitaba del Dios del que su amiga le hablaba. Además, su amistad con María se fortalecía cada día más y juntas comenzaron a estudiar la Biblia una vez a la semana para conocer más de Dios

Hay tantas personas con necesidad de escuchar lo que el Señor ha hecho por ti y quién mejor para contarlo que tú mismo. Cada día es una oportunidad para contar a otros la obra de Dios en tu vida, y ser la herramienta que él puede usar para transformar el corazón de alguien compartiendo esperanza y paz.

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