Un pequeño grupo de personas de la Iglesia Metodista Libre Luz y Vida en el sector Ferroviaria Alta en Quito (Ecuador) miraba con interés un mapa de su comunidad que ellos mismos acabaron de crear.  El mapa, llamado un mapa de recursos comunitarios, fue dibujado sobre una hoja de papel grande fijada con cinta adhesiva en una pizarra. 

El mapa contenía una lista amplia de los recursos y activos existentes en la comunidad que el grupo había identificado durante un período de unos minutos.  El grupo contempló el mapa unos minutos más y de repente el pastor de la iglesia, José, dijo, “¡Wau!  No me daba cuenta de que nuestra comunidad cuenta con tantos recursos.”  Una sencilla actividad, hacer un mapa de los recursos existentes en la comunidad, cambió la perspectiva del grupo.  Y precisamente ese es el valor de hacer un mapa de este tipo.   El mapeo de recursos comunitarios ayuda a un grupo a identificar y apreciar las fortalezas que existen en una comunidad.

¿Por qué es importante hacer un inventario de los recursos existentes en una comunidad?

A medida que una iglesia o casa de paz crece y empieza a orar sobre la manera en que ella puede ser un canal de la transformación y paz en la comunidad, podría ser una tendencia empezar a hacer una evaluación de la comunidad basada en una lista de lo que falta en la comunidad:  No hay empleos, la comunidad no tiene un lugar de atención médica, el barrio no tiene un buen servicio público de aseo, falta la presencia de la policía.  La lista puede continuar, cierto, desafortunadamente, mirando las cosas así, frecuentemente se llega a una conclusión que no se puede hacer nada bueno en la comunidad porque faltan tantas cosas.  Se piensa que no hay recursos para traer un cambio positivo y  se ven a sí mismos como víctimas, lo cual conlleva a creer  que para que algo bueno ocurra, hay que traer los recursos desde afuera.

Regresando a la historia de la IML Ferroviaria, el simple ejercicio de hacer un mapeo de fortalezas y recursos en la comunidad fue una herramienta útil que ayudó a la iglesia darse cuenta que un lote vacío que pertenece a la iglesia es un recurso que Dios les ha dado y que lo pueden usar para generar  transformación; en vez de ver este lote, como un espacio que nada más se llena con maleza de tanto en tanto, causando a la iglesia un gasto financiero al hacerle limpieza.

Fue así como este grupo decidió transformar dicho lugar en un espacio productivo donde se puede cultivar hortalizas y fruta y criar animales pequeños.  Esta iniciativa tiene el potencial de mejorar la seguridad alimentaria local y ser un fuente de productos que se pueden compartir en amor con los vecinos necesitados del barrio.

Ahora piensa, ¿Cuáles son los recursos y fortalezas que ya existen en tu comunidad?.

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