Gente influyente
Cuando pensamos en gente influyente muchas veces pensamos en grandes empresarios, personas exitosas o famosas, pero alguien influyente muy bien podría ser una niña. La verdad es que la influencia que podemos llegar a tener sobre otros no se relaciona con la edad, estatus social o condición económica. Estamos conectados a una inmensa red social donde unos a otros ejercemos influencia. Ahora bien, ¿es esta positiva? ¿Y qué tal si estas relaciones tienen como punto de partida nuestro hogar? Allí comienza nuestro círculo de mayor influencia, las personas con el mejor terreno para sembrar la semilla de la verdad y cultivar relaciones transformadoras.
La semilla de Jesús fue plantada en el corazón de Alberto Marín a través de su hija de ocho años. Esta pequeña conoció a Jesús a través de las reuniones de la iglesia comunitaria de niños. Siempre llegaba a casa con buenas noticias, deseando alegrar el corazón de su padre. Ella fue constante en su invitación, no claudicó ante las negativas de él. Postergaba su invitación sin imaginar que estaba postergando su gran bendición. Cansado de andar de fiesta en fiesta, Alberto le prometió a su hija que el día de su cumpleaños irían a estas reuniones juntos. La mayor sorpresa para él es que terminó siendo la mejor de las fiestas, porque cumpliendo la promesa que le hizo a su hija, se hizo a sí mismo el mejor regalo de cumpleaños, abrir su corazón a Jesús. Conoció la medicina que lo cura todo, la fe en Jesús. Esto sanó su corazón e incluso su cuerpo, ya que tenía tiempo luchando con una condición del sistema inmunológico que afectaba su piel gravemente.
Este cambio impactó a su familia, a tal punto que hoy en día Alberto es líder de una iglesia comunitaria y todos en casa participan activamente. Deseoso de haber conocido a Jesús antes, Alberto aprovecha cada día al máximo. Ha sido fruto de una entrega plena, contando a otros su historia y sirviendo en la Iglesia Casa de Dios en los Tapiales II, Maturín, Venezuela.
Generar influencia no es solamente compartir información, sino traer transformación. La forma más efectiva es de persona a persona. Mientras sigan existiendo personas transformadas y equipadas por Dios para hacer cosas extraordinarias, la multiplicación será exponencial. Jesús convirtió los encuentros personales en oportunidades para alcanzar a otros. La iglesia sucede donde sea que la semilla del evangelio sea plantada, puede ser en un hogar.
Se necesita gente común dispuesta a contar a sus familias, amigos y conocidos lo que Cristo ha hecho por ellos. La mejor influencia es Jesús. No te canses de ser buena influencia. El mayor éxito es dejar huella en otros con el amor de Jesús.
“Así como Dios usó a la hija de Alberto para generar influencia en él, genera influencia para bendecir a alguien esta semana. No te canses de contar lo que ha hecho Jesús en tu vida”
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