Lluvia de amor
Es impresionante cómo la lluvia renueva la tierra y le proporciona al suelo estéril vida y fertilidad. Con el paso de las estaciones, la lluvia cambia el estado de la tierra y de la misma manera, Dios cambia las vidas de las personas atrayendo su corazón hacia él, para dar frutos.
Miriam es una joven, residente en la ciudad de Coronel, Chile, donde realizaba talleres para compartir a niños y niñas la palabra de Dios, pero debido a las restricciones de la Pandemia esta actividad tuvo que ser suspendida. No obstante, una familia vecina, compuesta por cinco integrantes, comenzó a tener algunos problemas con uno de los pequeños, el cual asistía a esas actividades, por lo que Miriam, junto con su esposo Esteban le brindaron ayuda espiritual y psicológica.
Debido al trabajo realizado con los niños, Dios comienza a trabajar con los padres de esos niños y tanto Miriam como Esteban ven un milagro en los integrantes de su familia vecina, pues todos sus miembros deciden entregar su vida a Cristo y abren las puertas de su hogar para iniciar una Casa de paz. Luego de su confesión de fe, la nueva familia de creyentes inició con su primer discipulado y siguen siendo enseñados a obedecer las enseñanzas de Jesús. Realmente ninguna persona que se haya encontrado con la presencia de Dios quedará igual, pues Todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado! (2 Corintios 5:17, NTV)
Dios comenzó a obrar en la vida de esta hermosa familia, conformada por Padre, Madre, dos adolescentes y un niño. Dios mitigó toda duda, incredulidad y les dio a conocer que los estaba buscando y atrayendo con cuerdas de amor.
Dios les bendijo integralmente, impactando todas las áreas de su vida: espiritual, psicológica y financiera abriendo una puerta de empleo para el padre de manera estable. Sus líderes Miriam y Esteban dan gracias y glorifican al Creador asombrados por la transformación en esta familia. También, dan gracias porque se ha añadido otro nuevo creyente a la Casa de Paz.
Luego de un tiempo de estar realizando las reuniones bajo la virtualidad han podido iniciar los talleres presenciales todos los sábados y Esteban junto con su esposa se gozan en saber que en medio de la Pandemia, en los miembros de esta Casa de Paz hay una gran necesidad de conocer más de Dios. Como matrimonio, se sienten privilegiados de poder compartir el mensaje del evangelio y de ser parte de la transformación que Dios hace en la vida de las personas.
Así se aprecia que las personas no cambian por sí solas, pues es Dios quien realmente puede transformarlas. El ama, restaura, rescata y renueva, así como la lluvia hace crecer la semilla para dar frutos en verano, así Dios actúa en el corazón de las personas que se encuentran con Él, los hace crecer y dar frutos de paz, amor y esperanza donde no había.
Es tiempo de extender hacia otros las dádivas recibidas de parte de Dios, pues sólo un corazón transformado es capaz de orar por otros y de extenderles el mismo amor restaurador que ha recibido.
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