Asistencialismo Vs Transformación

por | Oct 17, 2022 | Colombia, Empoderar Iglesias | 0 Comentarios

La Iglesia Metodista Libre, se ha caracterizado por la labor social que desempeña a nivel mundial, como una forma más de obedecer la palabra de Dios y reflejar el amor de Jesús.

Y fue el mismo Jesucristo quien nos enseñó que lo que hiciéramos al menesteroso se lo hacíamos a Él, pero además nos dijo que siempre existirían pobres entre nosotros (Mateo 26:11), dándonos la oportunidad de demostrar nuestra entrega y amor por Dios al tener siempre personas vulnerables a quien servir.

Esto es ratificado por los últimos análisis de diversas fuentes especializadas en estudios poblacionales, según los cuales, la pobreza en Latinoamérica alcanzará el 14% del total de su población durante el año 2022 aproximadamente, demostrando que aún hay mucho por hacer.

Pero, ¿No es importante que la ayuda que prestamos a comunidades vulnerables sea realmente efectiva?  Y además de esto, ¿Que es una ayuda efectiva?

Siempre es válido apoyar a alguien cubriendo alguna de sus necesidades de manera momentánea, pero después de miles de experiencias intentando mejorar las condiciones de diversas poblaciones, como iglesia, hemos concluido que para que esta ayuda impacte de forma efectiva a  las comunidades (poblaciones, familias, individuos) debe realizarse de manera integral, restaurando su relación con Dios, consigo mismo, con el prójimo, con la creación y con las distintas instituciones a las que pertenece, lo cual no se logra de un día para otro, por el contrario, requiere de una larga lucha y de un proceso constante y sacrificial. 

UN ACERCAMIENTO A LA OBRA DE TRANSFORMACIÓN

Y como los actos hablan más que las palabras les contamos la historia de María Alejandra Martelo Méndez, de Bogotá Colombia, quien ingreso a sus 7 años de edad al hogar internado Panal de Vida a cargo de la fundación FINDESIN que pertenece a la Iglesia Movimiento de Plenitud Cristiana (IML Bogotá), debido a que donde vivía estaba expuesta al abuso, en un entorno de prostitución, homosexualismo, alcohol, drogas, desescolarización, hacinamiento,etc.

 Al llegar a este hogar Panal de Vida, María Alejandra era una niña irascible, inestable emocionalmente, cuando se sentía frustrada gritaba y pateaba las puertas, le costaba integrarse con las otras niñas del hogar y creer en el amor y la bondad desinteresada.

Después de 6 años de vivir en un contexto de amor, educación, dedicación constante y sobre todo presencia de Dios, a los 13 años de edad que hoy tiene María Alejandra, podemos ver una luz en la restauración integral de sus distintas relaciones.

En su relación con Dios: Es una niña cristiana, que ama a Dios, cree que Cristo la ama y la ha salvado.

En su relación consigo misma: La niña demuestra una buena autoestima, confía en sus capacidades y talentos, sabe manejar sus emociones y proyecta ser profesional en artes.

En su relación con el prójimo: Respeta y ama sus padres y familiares aunque ellos continúen viviendo en la difícil situación de la que ella salió, demuestra continuamente amor por sus compañeras del hogar y obedece a sus autoridades del hogar, la iglesia, el colegio, etc.

En su relación con la creación: Ama la naturaleza y los animales, reconoce la importancia de cuidarlos como un reflejo de amar a Dios.

 

 

En su relación con las instituciones: Alejandra volvió a creer en el amor y el cuidado viviendo dentro de una institución, lo que le ha permitido volver a acatar las normas de cada entidad a la que pertenece, no por obligación ni represión, sino por convicción. Además es una niña que cree en la familia como centro de la sociedad.

 

COMO SUMAR EN VEZ DE RESTAR

Tomando en cuenta lo anterior, podríamos decir que el asistencialismo a través de un mercado o de cualquier otro aporte momentáneo para María Alejandra, la habría ayudado “tal vez” a sobrevivir, pero no habría cambiado su presente y futuro de una manera impactante y trascendental. Por el contrario, con un apoyo transformador, en este momento ella puede confiar primeramente en Dios y su amor, y en segundo lugar en alcanzar sueños y metas que la harán aportar a la sociedad a la que pertenezca en vez de demandar de ella.

Hermoso ejemplo, ¿no?, pero de nuevo repito, “aún hay mucho por hacer”, por lo que es mejor afectar las vidas de quienes ayudemos de manera tan positiva e integral, que en un futuro ellos también estén en la capacidad de formar parte de esta gran red de apoyo y finalmente sumen en vez de restar.

 

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