La Iglesia Transformadora

por | Oct 11, 2020 | Editorial

Dios ha llamado a la Iglesia Metodista Libre a desempeñar un papel transformador en las comunidades que servimos a lo largo de Latinoamérica. Esto significa que debemos ser sal y luz para cada una de las vidas que Dios nos permite tocar. La pregunta es ¿cómo podemos serlo? 

Durante este mes de octubre celebramos la Reforma Protestante. Este movimiento causó un impacto transformador en la vida de miles de personas y comunidades. Este, al igual que el metodismo y otros movimientos importantes en la historia cristiana, ocurrió cuando los discípulos volvieron a la Palabra de Dios como su guía espiritual y doctrinal. Entonces, en primer lugar, para ver cumplido nuestro propósito, necesitamos volver constantemente a las Escrituras y permitir que el Espíritu Santo nos guíe y transforme mediante la aplicación de la Palabra en nuestras vidas y comunidades.  

Por otra parte, el mejor ejemplo que podemos seguir en nuestro esfuerzo por ser iglesias transformadoras es el de nuestro Señor Jesucristo. Un día, poco después de regresar del desierto donde fue tentado, Jesús entró en una sinagoga en Nazaret, su ciudad natal. Estando allí desenrolló el libro de Isaías y leyó estas palabras: 

«El Espíritu del Señor está sobre mí,  por cuanto me ha ungido   para anunciar buenas nuevas a los pobres. 
Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos   y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos,   a pregonar el año del favor del Señor». 

Lucas 4:18-19 

Ser una iglesia transformadora significa ser una iglesia integral que se preocupa por el bienestar material y espiritual de las personas (para más información lea nuestra reseña del mes). En este aspecto, ser una iglesia transformadora implicará seguir avanzando en lo que muchos de nuestros hermanos y hermanas en la fe han estado haciendo durante esta pandemia al caminar junto a los pobres, los necesitados, los enfermos, los oprimidos y los presos. En muchos casos, estos hermanos, se han sacrificado para satisfacer las necesidades de la gente en este momento difícil, a la vez que proclaman las buenas nuevas de Cristo. A través de esto, ellos están extendiendo el Reino de Dios (le invitamos a ver el video sobre Reino de Dios) y como resultado, en este último trimestre, más de 570 nuevas personas han confesado a Jesucristo como su Señor.   

Otro de los aspectos fundamentales para ser una iglesia transformadora es seguir el ejemplo de comunión de los creyentes en Hechos 2:42-47. Fue esa koinonia, ese profundo compañerismo, lo que Scarlet Maturana encontró en la iglesia de Chile. En la iglesia encontró el amor, encontró un lugar al que podía pertenecer, y todo eso la llevó a la obra transformadora de Dios en su vida. Encontramos su historia en el video de informe de este mes. Ser una iglesia transformadora es ser una iglesia amorosa y acogedora. Pablo le dijo a la iglesia en Tesalónica: «Los recordamos constantemente delante de nuestro Dios y Padre a causa de la obra realizada por su fe, el trabajo motivado por su amor, y la constancia sostenida por su esperanza en nuestro Señor Jesucristo». (1Tesalonicenses 1:3) ¡Que se diga esto también de nuestras iglesias en América Latina!  

Una iglesia transformadora es también una iglesia que ora. En 1 Timoteo 2:1-4 se nos instruye:

«que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna.  Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad».

En ese sentido, le invitamos a unirse a nosotros en oración por nuestros líderes en toda la región. Para ello puede usar la guía mensual de oración. 

Nuestra oración es que podamos cumplir el llamado de Dios de ser una iglesia que trae transformación bíblica a personas y comunidades 

«para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra  y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,  para gloria de Dios Padre.»  

(Filipenses 2:10-11) .

Beth Gómez sirve como misionera en el Área de Latinoamérica desde 2007 y actualmente ella es la coordinadora de comunicación. Además, ella es esposa y madre. 

 

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