Iglesia Hospital

A pesar de que es ilegal, el hospital del pequeño pueblo de Durazno no atendió al suegro de Sebastián Camilo. Así comienza un testimonio sobre sembrar la paz de Dios en Montevideo, la capital de Uruguay, donde se concentra más del 50 por ciento de la población de ese país y es extremadamente secular.
Ante la realidad de la enfermedad de su suegro y sintiéndose guiado por el Espíritu Santo, Sebastián y su esposa Roxana decidieron vender su casa y mudarse a Montevideo. Una vez allí, Roxana llevó a su padre a la sala de emergencias. Mientras esperaba, comenzó a ayudar a otros pacientes, llevándoles agua y mantas porque no tenían a nadie que los acompañara. Una mujer estaba particularmente angustiada, así que la abrazó con fuerza y le habló sobre Jesús. La mujer oró para aceptar a Jesús y luego falleció.
Al día siguiente, el padre de Roxana fue hospitalizado. Los médicos dijeron que su condición era crítica y que había pocas esperanzas de recuperación. Fue colocado en una unidad de cuidados paliativos con otros 15 pacientes. Una vez más, Roxana comenzó a atender las necesidades de otros pacientes en la unidad. Los animó y, poco a poco, los llevó a Jesús. Les entregó Biblias del ministerio de Gedeones.

Durante una visita al hospital, escuchó a un enfermero tarareando una melodía cristiana. Roxana le preguntó: “¿Eres cristiano?” Cuando el enfermero Alejandro dijo que sí, Roxana le comentó que ella y su esposo se preguntaban si su iglesia podía llevar una guitarra y hacer servicios cortos en la unidad. Alejandro respondió: “¡ustedes deben ser las personas por las que he estado orando!”
Con esa puerta abierta, su iglesia comenzó a visitar esa unidad del hospital todos los sábados. Personas de otras unidades comenzaron a alinearse en el pasillo para participar también. A través de su testimonio, varios pacientes aceptaron a Cristo, así como enfermeras y médicos. Esto abrió puertas para que comenzaran a visitar otras unidades de 16 camas.
Ellos dicen: “Algunas de las mejores y últimas decisiones de los pacientes fue aceptar la paz de Dios en sus propias vidas.” Sin embargo, otros pacientes dejaron el hospital y abrieron sus hogares para que Sebastián y Roxana comenzaran casas de paz.
Eventualmente, y para sorpresa de muchos, el padre de Roxana sobrevivió y fue dado de alta del hospital, pero Roxana, Sebastián y su iglesia continúan llevando la iglesia al hospital cada sábado por la mañana. Están sembrando la paz de Dios y esperanza en la ciudad más secular de América Latina.
¡Obviamente, Dios puede obrar en y a través de cualquier situación porque, en este caso, usó una decisión ilegal para extender Su Reino en un lugar muy oscuro!
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