Primeros frutos
En Durazno, ciudad ubicada al centro de Uruguay es posible apreciar tempranamente los frutos del movimiento de multiplicación de discípulos comprometidos, quienes en respuesta al llamado de sus líderes creyeron a la visión evangelizadora de la iglesia en su comunidad, iniciando su preparación durante el periodo de un mes, periodo en el cual adquirieron y fortalecieron herramientas para sembrar la semilla de buenas noticias a las personas que Dios puso en su camino en aquella ciudad.
Resultó un satisfactorio proceso de entrenamiento con la participación de 17 obreros dispuestos a enseñar a otros a obedecer las palabras de Jesús, iniciando un programa de intervención dirigido a parte de la población infanto adolescente de su comunidad, particularmente en el barrio Tabaré. Juntos buscaron en “ORACCION” ser guiados por el Espíritu Santo a impactar con el amor de Jesús a los jóvenes, dando paso al uso del trabajo social como una estrategia de entrada de la mano del evangelismo con niños/as. De este modo aquellos obreros se han visto empoderados por los frutos que Dios ha dado, facilitando encuentros los días sábado al aire libre, propiciando un ambiente de alegría y armonía ideal para el crecimiento de la semilla de esperanza sembrada en sus corazones. Como parte del programa socioespiritual, los niños y niñas invitados en el barrio son bendecidos con alimentos, juegos que permiten su esparcimiento y tiempos de comunión compartiendo la palabra del Señor y de esta manera llevan el evangelio que, sin duda, trasciende también a sus familias. Al cabo de unos meses de trabajo social, han visto ya más frutos como respuesta a las oraciones, pudiendo alcanzar a 19 niños y niñas quienes disfrutan cada encuentro.
“han visto ya más frutos como respuesta a las oraciones, pudiendo alcanzar a 19 niños y niñas quienes disfrutan cada encuentro”.
Este nuevo mover espiritual está facilitando la apertura de nuevas casas de paz en medio de la comunidad y como parte de los frutos se ha potenciado también el trabajo de los jóvenes como obreros, entre quienes se encuentra Lucas Silveira, un joven con muchas ganas de servir al Señor, quien está involucrado activamente en la multiplicación de discípulos, liderando un nuevo proceso de entrenamiento con 15 jóvenes de su grupo local denominado “jóvenes contracorriente”, quienes esperan ansiosos poder compartir con sus pares de Cristo mediante el impulso de nuevos grupos para seguir sembrando esperanza en más jóvenes. Cada nuevo joven obrero entrenado para enseñar a otros, cada nueva casa de paz iniciandose en la comunidad, así como las decenas de niños, niñas y jóvenes que están siendo discipulados e impactados con el amor de Dios, son sólo los primeros frutos de obediencia de aquellos fieles plantadores que verán levantarse una nueva generación de discípulos para su gloria.
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