El poder de la vulnerabilidad
Carmen Gallego, magister en terapia y especialista en familia y directora de la Fundación Vínculo Centro de Restauración a la familia, en el reciente seminario especial de cuidado pastoral «El Poder de la Vulnerabilidad«, abordó la importancia de la autenticidad, la vulnerabilidad y el autocuidado en el liderazgo ministerial. Además nos llevó a reflexionar sobre estas cualidades, basándose en experiencias personales y en testimonios que impactaron la vida de los participantes.
En un mundo donde a menudo se valora la imagen de fortaleza y perfección por encima de la autenticidad, Carmen nos recordó la belleza y el poder de ser genuinos en nuestras experiencias humanas y ministeriales, resaltó el impacto transformador que la autenticidad puede tener en nuestras vidas y en el liderazgo. Nos animó a desarrollar una cultura de vulnerabilidad, donde compartir nuestras luchas y debilidades se perciba como una fortaleza, no como una debilidad.
Uno de los puntos más destacados del seminario fue la importancia del autocuidado y el descanso en el ministerio; ya que el agotamiento y el desgaste son problemas comunes que enfrentan muchos líderes, y que priorizar nuestro propio bienestar, es fundamental para mantenernos firmes en nuestro camino y llamado de Dios. Ruth Olmos, hija de un pastor, compartió valientemente su propio viaje hacia la vulnerabilidad y el autocuidado, recordándonos que reconocer nuestras propias necesidades y buscar ayuda cuando sea necesario, es un acto de fuerza, no de debilidad.
Abordamos la importancia de la resiliencia mental y la creación de una comunidad solidaria que apoye a sus miembros en tiempos de necesidad. La formación de grupos de cuidado pastoral y el desarrollo de líderes son pasos cruciales hacia la construcción de comunidades más saludables.
Al abrazar nuestra autenticidad, cultivar la vulnerabilidad y priorizar nuestro bienestar; podemos convertirnos en líderes más compasivos, resilientes y efectivos en nuestras comunidades y en el mundo en general.
Con el apoyo mutuo y el desarrollo continuo del liderazgo saludable, podemos construir comunidades más fuertes y amorosas donde todos puedan prosperar.
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.”
2 Corintios 1:3-4
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