¡Sé amable, siembra paz!
¿En alguna ocasión alguien ha sido amable contigo y te ha dado una segunda oportunidad, aunque no lo merezcas?
La amabilidad es un atributo muy valorado por Dios. Ser amable es tratar a los demás con respeto, empatía, misericordia y generosidad; es la manera en cómo se demuestra el amor de Dios a los demás y eso es precisamente lo que ha entendido María Soledad Gil.
María Soledad, radicada en Colombia, es miembro de IML Camino de Vida y lideresa de dos Casas de Paz en el sector de Alfonso López en la ciudad de Medellín. Sole, como le dicen cariñosamente, es una mujer reconocida por la comunidad como una persona amable, generosa y capaz de impactar la vida de las personas compartiendo lo que Dios ha puesto en su corazón.
Así lo manifiesta Ana Gabriela Farías, quien dejando todo en Venezuela llegó a la ciudad de Medellín y afirma que ha sido Soledad la única persona interesada en ayudarla, invitarla y compartir lo que Dios le ha enseñado. Ana agradece a Dios por la vida de Sole, haberla encontrado le permitió no sólo conocer a Dios, sino reconciliarse con Él y ahora está convencida que quiere caminar con Cristo, y agradece también porque gracias al trabajo que se realiza en la Casa de Paz Dios ha transformado su vida.
Otra de las personas testigo de la bondad del corazón de Sole es Sandra Gálvez, quien sentía gran inquietud por tener un encuentro cercano con Dios y buscaba a alguien que la guiara hacia Él, hoy agradece a Dios porque aprendió a través del ejemplo que recibía de Soledad y del grupo que conforma una de las Casas de Paz (donde Sole lidera), además se siente contenta con lo aprendido, y la motivación que recibe a través de sus testimonios.
El trabajo de Sole al interior de las Casas de Paz es tan fuerte que aún vecinos que no asisten a los encuentros se ponen en contacto con ella y con los miembros de los grupos que dirige para que oren por ellos, así como lo hizo Johana, quien pidió que oraran por su salud, pues se contagió de Covid-19 y estuvo muy grave. Sole junto con su equipo oraron por la salud de Johana, quien recibió sanidad y junto con su mamá aceptaron a Jesús como Señor y Salvador.
Johana se preguntaba cuál era la mejor forma de agradecer a Dios por el milagro que había hecho en su vida, en la Casa de Paz ha aprendido que la mejor forma es obedecer, pues es necesario aprender y vivir lo que Él enseña en su palabra.
Hoy Soledad se siente plena y afirma que ese es el impacto que ha tenido en su vida ser embajadora de Dios en la tierra, se siente feliz de poder llevar el mensaje del evangelio, de compartir con la gente y además siente un profundo gozo al ver que otros rinden sus vidas a Cristo. Ser parte de la transformación de la vida de otras personas la hace sentir completa, la emociona saber que Dios la usa como instrumento y de lo que Él hace en las personas a través de ella.
Sole ha desarrollado un discipulado relacional, pasando tiempo con nuevas personas que anhelaban conocer a Dios y tenían un corazón dispuesto a ser enseñadas para obedecer. Involucrarse de manera horizontal, siendo ejemplo y motivando a nuevos creyentes trae una gran dicha tanto en quien siembra como en la persona de paz.
Vemos pues que la amabilidad es mucho más que ser atentos con los demás, se trata de ser generosos y considerados en cuanto a lo que se dice y lo que se hace. Amabilidad es amar obedientemente al prójimo como a sí mismos, es tocar la vida de otros con el amor, la gracia y el poder de Cristo, es ser un sembrador de Paz.
Entonces… como embajador de Jesús ¿Estás dispuesto a ser un sembrador de paz?
“Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.”
Mateo 5:9 NVI
Por: Natalia María Gutiérrez Pérez
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